Encontrare el camino
que desenmarañe mis ojos
y abra mis sentidos,
el camino que me guie
a un mar de estrellas
regado de soles,
en que perderme
en el que volar
con la frente alta
y el corazón en pie
Hoy pude sacar unas letras, solo tuve que pensar en el motivo del silencio, y salieron solas.
Gracias por los ánimos y la confianza, leeros cada día me anima a continuar.
Miedo que atenaza y atrinchera
que desmanda y cercena
cada verso y palabra
de los que mi pluma se llena
Aun con miedo
me curvo y me descubro
me levanto y engalano
en busca de un futuro
Quien sabe si en gris o púrpura
si azul o carmesí
qué florecerá en mi
cuando el miedo sucumba
Vomitando lágrimas me busco
tratando de escupir las palabras que me anudan
que me enlazan a las miradas,
a las palabras y las manos ajenas
¿como podré aislarme...
para saber que quiero,
para saber quien soy?
Cuando sepa cómo hacerlo
construiré un rincón solo para mi
sin luz, ni penumbra
sin luna, ni sol, ni estrellas
sin palabras, ni silencios
con la soledad como compañera
Prometí serle fiel siempre
lo hice a cambio de una porción más de mi
de un pedacito de conciencia
de un bocado de libertad
Vomitando lágrimas me busco
¿me encontraré?...
Energía punzante
contenida en mi sien
en mi pecho
y mis silencios
Un vendaval aislado
encerrado en mi garganta
lucha por salir
cada momento
y en cada latido
Así soy yo;
mis plumas plegadas
aguardan
a que el viento cambie
que se vuelva ronco
que se vuelva fiero
Cuando cambie
allí estaré
planeando sobre todo
tiñendo el cielo de púrpura
ardiendo en cada batida
naciendo en cada mirada
Cabalgando sobre la puesta de sol
me apresuro lento,
firme
y lento
cada paso: una ventana abierta
cada centimetro ganado: una pluma engarzada
Sobrevolando sobre mis desvelos
me construyo firme,
lento
y firme
cada latido: un torbellino por fin libre
cada momento: un destino alcanzado
A lomos de mi horizonte voy...
Así, es
aunque no nos guste confesarlo
no podemos negar
que la vida es un acordeón;
un fuelle
que te ensancha a veces
y otras te reduce,
que escalona los días de acordes y silencios
de alegrías y desamores sonados
Lo más incómodo aun
está en saber quien es el músico que lo sostiene,
conocer las manos
que pulsan sus botones y pliegan sus dobleces
arrancando las notas de valsecitos o boleros...
sea quien sea
podemos decir
que no siempre parece un experto
y que a veces desafina
pero que siempre, sea la canción larga o corta
una vez acabado el canto
ya apagada la voz del acordeón
(y aunque no quiera acordarse)
sabe que le aguarda su fundita
envoltorio final del regalo de sus acordes
Reconozcamos entonces...
que la vida es un acordeón
Inspirado en el poema de Benedetti “bandoneón”
El ruido sordo de mis pensamientos
anuda un as de guía en mi garganta
como una corbata apretada más de la cuenta
Ruido apagado y machacón
que controla el aire que respiro
como una compuerta tacaña y llena de roña
Déjame en pausa un instante
permite que el sueño llegue
para olvidarme
para soñarme
para rendirme
aunque solo sea un momento
al silencio
A aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación melancólica, de televisión y patio de colegio-
algunos recuerdos de infancia nos encienden por dentro
llenando nuestros ojos de luciérnagas.
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación soñadora, de bocatas de nocilla y payasos de la tele-
aun sonreimos recordando los dibujos animados
y cantamos sus canciones bailando la mirada
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación de columpios empinados y tirachinas-
conservamos alguna cicatriz con orgullo
por algun juego valiente en el parque del barrio
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación de viajes eternos en coche sin aire acondicionado-
nos gusta viajar perdiéndonos en carreteras secundarias
y hemos descubierto que todo está más cerca de lo que pensábamos
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación de petazetas y bocatas de chorizo-
pedimos colacao en los bares cada mañana
y seguimos pescando grumos con la cuchara
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
-generación de baños en el río y paseos por el monte-
aun buscamos el rumor del viento
cuando queremos sentirnos conciliados con la vida.
Aquellos que nos aproximamos a la treintena
no dejamos de escribir y hablar de estas pequeñas cosas
que nos han hecho como somos:
niños eternos que no olvidan
que la vida no es fácil
pero que siempre merece la pena volver a levantarse
para seguir corriendo
para seguir soñando...
Si los días se convierten en caminos de asfalto con peaje de sueños...
¿te perderás por carreteras secundarias?
Y si tu luz que en verdad es tu horizonte se apaga...
¿buscarás mechero que te asista?
Es posible que la sonrisa deje de tirar piedras a tu ventana...
¿podrás abrirle una puerta alternativa?
Yo me planteo estas preguntas a veces
por eso siempre llevo mechero encima,
viajo por senderos sin asfalto y
siempre | siempre,
duermo con la ventana abierta.
Esta es la primera vez que me decido a leeros yo misma algo de lo que escribo. Creo que lo mio es escribir y no la cámara.. pero vosotros y vosotras juzgáis... os dejo mi ventana abierta
Suspendida en el tiempo vivo
como el perfume que se deja al paso
o el poso del líquido en el vaso
aérea y ausente respiro.
Porque el tiempo no es más
que momentos vividos
y pulsos de alma latidos
que se advierten cuando se van.
Así me encuentro en presente
aunque no se si esto es pasado
o si futuro pendiente.
Pues perdida me he quedado
embelesada y pendiente
de un momento aun no llegado.
Llevo una maldición
escrita en mi frente y mi cuerpo
que deja volar mis palabras,
y las posa en este suelo.
Un trasgo la trajo a mi hace lunas
llegó susurrando como hechicero
cantándome a fuego lento
estas palabras de ensueño:
“Vengan a ti
dulce hada en silencio
perseidas caidas de vuelo,
que se prendan de tu pelo
y que las palabras
encerradas vuelen sin pausa, sin freno
en un rincón de momentos”
Estas palabras que hoy lees,
vigía de mis momentos,
no son más
que el fruto del hechizo
de aquel trasgo travieso.
Últimamente me ando fijando en la gente mayor, esos abuelos y abuelas que pasean por la vida despacio. Me gusta observarles como quien consulta un oráculo, buscando en el presente algo de lo que puede ser el futuro.
Es irremediable ver en muchos de ellos algo de tristeza ya enraizada, y mucho cansancio. En algunos casos incluso un malhumor enquistado. Son muy pocos los que aun sonrien con la mirada, los que se rien con ganas o tienen un gesto de ternura y fortaleza. Son pocos, si, pero aquellos que tienen ese duende nos consiguen conciliar con la vida y con el tiempo, sobre todo.
Y yo me pregunto ¿pesa tanto la vida? ¿realmente la alegria se desgasta cada dia?... me gustaría pensar que no es cierto, que se puede llegar a ser uno de los pocos que aun vive cada momento con energía, sin pensar demasiado en el broche final, ni cuando llegará.
No sé si llegaré a vivir tanto como para convertirme en una anciana, las estadísticas me ofrecen bastantes posibilidades, así que, espero poder pertenecer al grupo minoritario que es eterno fénix de días.
Aunque mucho me da que seré de las cascarrabias que andan despacito recordando tiempos pasados y en espera de mi cita puntual con el postre de la vida.
... ya veremos
Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda, después, como si nada.
Y uno se va de novio por la vida
desterrando la muerte solitaria
pues sabe que, a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.
Hamlet Lima Quitana
Doy fe... hay gente asi en cada esquina. Solo hay que saber mirarles a los ojos y agarrarles de la mano.
Hay miradas desviadas
que se anclan en el vacío,
miradas de silencios y ausencias
encajadas en hastío
que llenan de frío
todo lo que tocan
Otras en cambio
embelesan y se besan,
miradas de carne y alas
que llenan todo de latidos y palabras
y arden en el aire
que te acerca a mi piel
Venid a mi
miradas aladas
alejad las ausencias de frío
y dejad al hastío
sus miradas desviadas.
Contemplando cada estrella caída
en vuelo fugaz
y bajo la sombra de la luna
sueño montones de deseos
profundos y esenciales
Deseo , por ejemplo
que la ira no nos ciegue
para no dejar de vernos los unos a los otros |
que el corazón no deje de saltar
al son de miradas y caricias
y al ritmo de las palabras|
que el silencio sea de paz y no de hastío|
que la soledad sea compañera
y no carcelera|
que los sueños no se olviden
ni se despisten del horizonte|
que la muerte no nos alcance sin haber vivido
y sin haber amado|
tener un paraiso donde reventar
y un infierno en el que gozar|
poder mirarme en el espejo de tus ojos
para que puedas sentir el latido de mis manos|
y que el tiempo no calle mi voz
para que las palabras no me dejen
ni a sol ni a sombra
ni mañana ni ahora...
Ahora cesó la lluvia fugaz
el cielo quedó callado
teñido de sombras y deseos
deseos para no olvidar
deseos por los que luchar...
Inspirado en “Hombre que mira al cielo” de Mario Benedetti
No me llames brisa mansa
ni susurro contenido,
abandona tu afán por embotellarme
en tarros de cristal opaco
y por cercarme con barrotes de oro falso.
Ten por seguro
que no podrás contenerme
ni calmar mi aullido ronco,
nunca podrás cegarme
para marcar mi camino.
Porque yo soy el mismo viento
enérgico y libre
que busca su norte
mientras gira cada veleta.
Mi alma está fraguada de fuego y alas,
de sueños y pulsos contenidos por tiempo,
encerrados en cómoda cobardía.
Aquí me ves,
ya abandoné la botella que me contenía,
los barrotes que me ahogaban
no volveré allí nunca más.