quien pinta las puestas de sol
tiñendo el cielo de púrpura y magenta
debe hacerlo recostado en la linea imaginaria
que separa el cielo del mar
y las nubes de los árboles
aquel que embellece nuestro techo infinito
y lo difumina de calores y colores
no es consciente de que
aquellos que contemplan su obra
lo hacen al calor de un abrazo,
dejando escapar emoción líquida del lagrimal
y se reconfortan con la vida un poco más
si supiera valorar el alcance de sus trazos
seguro que haría puestas más y más largas
o quizá contrataría algun duende
que sujetara en vilo al sol un ratito más