A veces reuno todas mis caras;
esas personalidades adjuntas
que forman parte de mi caleidoscopio
de respiraciones y de ideas,
que hacen que sea como soy
en mi sencillez enmarañada.
A veces /solo a veces,
las invito a tomar un té
sentadas alrededor de mi
y las dejo estar,
encontrarse
y conocerse,
como quien reune a los viejos amigos,
aquellos a quienes brindar guiños de antaño.
Despues de las sonrisas, de las palabras arrojadas
y del té agitado de contradicciones
se van marchando una a una:
la malhumorada, la melancólica
la ocurrente, la ensimismada,
la juntaletras, la pícara y la inocente.
Entonces, cuando la penúltima me abandona
tan solo la soñadora queda conmigo,
siempre conmigo,
y me alivia el dolor de cabeza.
No es recomendable celebrar
reuniones de este tipo muy a menudo
si una quiere vivir en paz consigo misma...
1 comentario:
Buff, puede estar bien de vez en cuando sí, pero... pocas veces, con muuuuuucho cuidado. Eso es como vivir en una montaña rusa (y de eso sé yo un rato largo): que te vuelves loca, loca, loca y, al revés que en la atracción de feria, los que acaban más mareados son los que te están a tu lado y te ven subir y bajar, subir y bajar, girar y caer en picado y salir de nuevo disparada hacia arriba... y a veces todo en cuestión de minutos (ufff, ahora que lo pienso... qué razón tienen algunos, mis disculpas a los que sufren mis viajes siderales.
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