
Mi casa se halla en tu mirada y tu abrazo firme
se encuentra en el aire y el susurrar de las hojas.
La encontré en el olor que precede a la tormenta
y a la quietud que viene tras ella.
Mi casa viaja conmigo,
se despeina con el viento de poniente.
Se emociona bajo el cielo estrellado,
y sonríe a tus ojos y tus labios.
Mi casa no tiene muros ni barreras
tiene la puerta abierta y el tejado estrellado.
Se orienta como los girasoles a pleno sol
y se encuentra allá donde alcance mi mano.